El artista barquisimetano se convierte en el sujeto fotografiado en esta serie con la que asume roles y situaciones que aunque no le pertenezcan, lo tocan muy de cerca.

Cuando un artista decide retratarse a sí mismo, hacerse un autorretrato, la introspección del creador se hace más profunda porque, aunque su intención no sea hacer una obra realista, acepta escrutarse, reconocer en detalle su fisonomía, entender sus expresiones y captar su estado anímico en el momento en que su oficio deja de ver al mundo para centrar su interés en la imagen que de él se proyecta sobre una superficie reflectante.

El fotógrafo barquisimetano Alejandro Coutinho (@alejandrocoutinho) cambia de registro con la serie Autorretratos no míos.

“Partiendo del juego, la improvisación y lo espontáneo, con la serie Autorretratos no míos busco imágenes que revelen personajes y situaciones que de alguna manera forman parte de mis inquietudes”, dice Coutinho, quien admite que cada fotografía expone sus prejuicios sobre conductas propias y ajenas que lo incomodan, juzga y hasta de las que se burla.

“Es vestirme de eso que creo que no tengo, exagerar lo que me preocupa, convertirme en lo que me inquieta, rechazo o quiero ser. No pretendo decir cómo creo que me veo o cómo quiero que me vean los demás; por eso, al decir no míos, contradigo quizás la naturaleza del autorretrato”, comenta el fotógrafo.

Para este abogado, egresado de la Universidad Fermín Toro de Barquisimeto, y fotógrafo de formación autodidacta, Autorretratos no míos le permitió “recuperar el juego y el placer de fotografiar espontáneamente, descuidando valores estéticos convencionales y propios de mis anteriores trabajos (…). Cada foto surge de una idea espontánea que voy construyendo en el momento, manteniendo solo la constante del lugar (la cocina de mi casa) y el autorretrato”.

Texto: El Universal (Lea allí el articulo original)

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