Con el nick de @abueliconchita2, circula por Instagram una cuenta que, por su autenticidad y verdad, va aumentando a buen ritmo el número de seguidores.

Se trata de Conchita de Fuentes, una abuela de 88 años que, ayudada por sus nietos, gestiona una cuenta en la que nos da consejos que brotan de su corazón.

Estas recomendaciones están enfocadas a afrontar la cotidianidad con entereza y un genio alegre. La belleza de su cuenta reside en sus tips para cuidar el “cuerpo y el alma”. Conchita nos presenta continuamente aquello que somos, un todo uno, “carne y espíritu”.

Nos obsequia en cada uno de sus discursos con un mensaje cargado de esperanza: todos podemos llegar hasta el último momento de nuestra existencia a ser un «buen vino de Jerez, ser útil, ser fino, no ser vinagre, ser vino».

Conchita es un claro ejemplo de que nuestros mayores son donantes de conocimiento con un importante valor activo hasta su último momento, aunque la sociedad a veces intente hacernos pensar lo contrario.

Nuestros mayores son el pulmón de nuestro día a día: sus oraciones y su memoria de lo vivido nos ayudan constantemente a recordar lo esencial en la vida, a mirar al Origen. Nuestros mayores, como Conchita, nos recuerdan la gratitud ante cada instante y la belleza de estar vivos.

“Ojalá […] descubramos definitivamente que nos necesitamos y nos debemos los unos a los otros, para que la humanidad renazca”, afirmó.

Para muchos jóvenes, Conchita es una auténtica abuela que les ayuda en sus decisiones.

 

Vía: Aleteia

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