Se cumplen 22 años del peor ataque terrorista en Estados Unidos. Ese 11 de septiembre de 2001, cuatro aviones -dos de American Airlines y dos de United Airlines- fueron secuestrados por 19 terroristas del grupo Al Qaeda. A las 8:46 de la mañana (hora local) impactó el primer avión en la Torre Norte del World Trade Center de Nueva York. Minutos más tarde, otra aeronave impactaría en la Torre Sur, uno en el Pentágono, en Arlington, Virginia, en las afueras de Washington, D.C., y otro cayó en un campo en Shanksville, en Pensilvania.
En total, fallecieron 3.017 personas y más de 6.000 resultaron heridas. Más de dos décadas después de estos ataques, aproximadamente el 60 % de las víctimas han sido identificadas, de acuerdo con los datos facilitados por la oficina forense.
Los ataques terroristas del 11-S marcaron un antes y un después a la hora de proceder en el monitoreo de posibles amenazas terroristas en el país.
El exagente especial retirado del FBI, César Paz, relata que en ese fatídico 11 de septiembre de 2001 se “aprendieron varias cosas” acerca de cómo se debían compartir informaciones sensibles que pusieran en riesgo la seguridad nacional.
El suceso acabó impulsando la puesta en marcha de un protocolo conjunto de todas las agencias federales de seguridad, algo que, según él, no se había llevado a cabo hasta entonces.