Una semana después del inicio del temporal invernal que asoló Texas, la nieve se ha derretido y más de la mitad de los 29 millones de residentes del Estado sigue sin agua potable por la posible contaminación derivada de la rotura de cientos de tuberías; tienen orden de hervir el agua antes de usarla.
Por su parte la portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, afirmó este domingo que el presidente de EE.UU., Joe Biden, podría visitar Texas «esta semana», después del temporal que ha dejado al menos 59 muertes en el país, golpeando a los habitantes de ese estado.
Los cortes de suministro eléctrico continúan en varios hogares, mientras aparecen las primeras facturas de la luz de una semana en la que decenas de localidades han marcado su récord histórico de temperatura mínima.
El gobernador, Greg Abbott, convocó este sábado una reunión de emergencia con las autoridades estatales para discutir un proyecto de ley que proteja a los clientes de los precios abusivos. La demanda de energía sin precedentes disparó su precio hasta 70 veces por encima de lo habitual.
La escasez de servicios básicos sigue siendo habitual en el Estado, tanto en las pequeñas localidades como en las urbes.
El sistema eléctrico de Texas tiene una particularidad respecto al del resto del país. Es un mercado con escasa regulación y cerca de 220 proveedores. La demanda eléctrica de esta semana provocó que los precios se multiplicaran de un modo sin precedentes.
La peor nevada que se ha registrado en la historia de Texas, con temperaturas bajo cero al inicio de la semana a lo largo y ancho de su territorio (ligeramente mayor que el de Francia), impulsó una demanda energética sin precedentes.
Mientras millones de hogares encendían la calefacción, los generadores, que no estaban preparados para esos niveles de demanda, colapsaron. Al mismo tiempo, el frío extremo causó la congelación de parte de los equipos necesarios para que funcione la red eléctrica en el Estado.