Recientemente se entregaron los Premios Nobel, el cual reconoce las mayores contribuciones al desarrollo de la Humanidad desde el campo científico, la literatura y la paz. A lo largo de su historia, la mayoría de los ganadores se han caracterizado por ser estadounidenses o europeos, y este año no fue la excepción. Sin embargo, muchos latinoamericanos lograron ser notados por la academia, con aportes significativos que han valido la medalla de oro.

Hubo un tiempo en que Venezuela estuvo a la vanguardia de la investigación científica de la región. Figuras como Marcel Roche, Humberto Fernández Morán y Jacinto Convit hicieron importantes descubrimientos que no pasaron desapercibidos por las más altas autoridades de la comunidad científica internacional. Aun así, el Nobel parece ser esquivo para el país salvo por una excepción: la del reconocido médico e inmunólogo Baruj Benacerraf.

El 11 de octubre de 1980, el venezolano-estadounidense fue galardonado por el Instituto Karolinska con el Premio Nobel de Medicina. Benacerraf es considerado como uno de los inmunólogos latinoamericanos más influyentes de la historia, y su trabajo contribuyó a conocer mejor el funcionamiento del sistema inmunitario y el papel de las células para defender al cuerpo ante ciertas enfermedades.

“Benacerraf comenzó su trabajo ganador del Premio Nobel con una observación casual. Había inmunizado a un grupo de conejillos de Indias con un antígeno sintético, esperando que los animales desarrollaran una respuesta inmune. Sin embargo, sólo alrededor del 40 % de los roedores reaccionaban, lo que sugiere que diferencias genéticas individuales controlaban la respuesta”, reseña un artículo de la Revista de la Sociedad Venezolana de Historia de la Medicina.

 

Vía: El Diario