A cualquiera le puede haber pasado recurrir al uso de dispositivos tecnológicos como parte de la rutina nocturna de un niño, antes de hacerlo dormir. Por ejemplo, si quieres “mantener a un niño a raya mientras el otro se acuesta”, tal y como señala la psicóloga Cara Goodwin en declaraciones al portal Motherly. O cuando un niño un poco mayor necesita terminar su tarea por la noche.
Sin embargo, también es cierto que el tiempo que se pasa frente a una pantalla antes de acostarse, puede resultar en menos horas de sueño por la noche, lo que también provoca un aumento de los despertares nocturnos.
“Los estudios nos dicen consistentemente que el tiempo frente a una pantalla puede provocar problemas de sueño en niños de todas las edades. Estar frente a una pantalla por la noche se asocia con niños que tienen dificultad para conciliar el sueño, menos sueño general y somnolencia diurna, lo que es un signo de mala calidad del sueño”, explicó Goodwin.
Según los expertos, las pantallas afectan el sueño de los niños de varias formas. Una de ellas sería la provocada por la llamada luz azul que emiten los dispositivos tecnológicos, que reduce la producción de melatonina, la hormona que produce el cuerpo para que tengamos sueño. «La luz azul nos ayuda a estar alerta, lo cual es genial durante el día, pero causa problemas por la noche», dijo la psicóloga, quien recordó cómo esta luz sería particularmente mala para el sueño de los niños más pequeños.
Además, lo que un niño mira a través de una pantalla puede ser tanto aterrador como emocionante. Por lo tanto, el niño puede pensar en ello durante mucho tiempo antes de quedarse dormido o incluso despertarse en medio de la noche debido a las pesadillas.
Por último, las pantallas pueden conducir inadvertidamente a una menor actividad física durante el día o reducir el tiempo que se dedica a otros hábitos saludables. «Las pantallas pueden sustituir actividades que mejoran el sueño, como la rutina a la hora de acostarse, el ejercicio o el tiempo que se pasa al aire libre», concluyó la doctora.
Vía: El Informador