El  sensible y  lamentable fallecimiento del reconocido músico y compositor barquisimetano  “Chichito” Rosales, ocurrido en Miami, Estados Unidos, ha causado consternación, dolor y profunda tristeza en diversos sectores de la comunidad larense, a medida que la triste noticia se ha venido divulgando sobre todo en las redes sociales.

Fue bautizado como José Tomás Rosales Romero y en enero había cumplido 82 años. Su padre, José Rosales, fue integrante de la  consagrada Orquesta Mavare, la de mayor abolengo en el país.

“Desde pequeño  convivió entre acordes y armonías”, dice el cronista Iván Brito, quien compartió su amistad toda la vida.  “Fue un prodigio como músico: ejecutaba el cuatro y  la guitarra con admirable soltura y con particulares pulsaciones en el rasgueo de sus cuerdas. Se inclinó luego por el violín y terminó ganando fama tocando piano, ya que como nadie en Barquisimeto hacía vibrar sus teclas.”

Comenzó sus estudios en el Colegio la Salle y terminó el bachillerato en el liceo Lisandro Alvarado, recibiendo además educación musical de la profesora Doraliza Giménez,  quien lo consideró su alumno más aventajado, acota el periodista Luis Rodríguez Moreno, exjefe de información de El Impulso.

Ya para entonces era uno de los más afamados serenateros de la ciudad y  con Napoleón “Pololo” Arraez y  Víctor  “Vigorón” Rodríguez, formó un trío que se lucía dando serenatas a las muchachas de su época.

Integró y dirigió orquestas regionales, y la que creó, que se caracterizó por tocar en las más lujosas fiestas de la ciudad, llegó a ser la más cotizada de la capital larense. Aún más, acompañó a célebres cantantes como Daniel Santos, Henry Stephens y otros.

No sólo era un excelente músico, sino también arreglista y compositor. Una de sus más conocidas melodías fue Hilda Rosario, inspirada por una de sus hijas.

Destacan Brito y Rodríguez Moreno las extraordinarias cualidades humanas de “Chichito”, quien no sólo amenizaba los bailes, sino que tenía un sentido histriónico que contagiaba de alegría a todos los presentes.

 

Texto: Pacífico Sánchez / @elimpulso

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