Las frutas y verduras son la principal fuente de vitamina C, entre ellas destacan la guayaba, el pimentón rojo, mango, naranja, limón, repollo, brócoli, coliflor, fresas, duraznos y todos los vegetales de hojas verdes (preferiblemente verde oscuro). Por ello es recomendable consumir al menos tres raciones de frutas y dos de hortalizas al día.
En términos sencillos, la vitamina C es esencial para producir la sustancia que une a las células, así como el cemento une a los ladrillos.
Además de sus muy conocidas propiedades para el fortalecimiento del sistema inmunológico, actualmente la vitamina C es clave en el combate contra el covid-19. El ácido ascórbico es un agente antioxidante, por lo tanto, reduce la acción perjudicial de los radicales libres en nuestras células y juega un rol fundamental en la absorción del hierro.
En una persona que tiene carencia de ácido ascórbico, los capilares, (vasos sanguíneos minúsculos), carecen de solidez normal, por lo tanto, se hacen frágiles y nos predisponen a hemorragias. Esta propiedad de fijación celular explica su participación en la cicatrización y proceso de curación de las heridas.
Por todas estas razones, la vitamina C es fundamental en mujeres embarazadas y lactando, también en el adecuado crecimiento y desarrollo de las niñas y los niños.
Vía: El Nacional