Esta expresión popular tiene un curioso génesis en nuestro dialecto, ya que nace en la época en las cuales los tranvías en la ciudad eran tirados por mulas y el periodo de descanso de ellas en sus labores estaba comprendido entre las 12 y 2 de la tarde, algunos afirman que esto es debido a que ellas voluntariamente se tiraban al piso y se negaban a halar los vagones en ese lapso de tiempo.

Lo cierto es que popularmente por desconocimiento llamaban burros a las mulas y el término se popularizó de esa manera, trascendiendo con los años y pasando a ser usado en otras regiones. “Llegó la hora del burro y aun me faltan hacer unos mandados”.

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