La reina de Inglaterra, Isabel II, ofreció este viernes su mensaje de reconciliación, introducido a colación de la vida de Jesucristo, sugiere el cambio de dinámica imbuido por un Brexit que, finalmente, tendrá lugar el 31 de enero, cerrando así, parcialmente al menos, uno de los períodos más convulsos de la historia británica reciente.
También alabó a las enfermeras y mandó un mensaje de ánimo y de apoyo a las personas afectadas por la pandemia del coronavirus este viernes. La monarca se dirigió a la nación como acostumbra cada 25 de diciembre, para recordar un año que ha «mantenido a la agente alejada, pero que nos ha servido para acercarnos».
«Mi familia y yo hemos sido inspirados por las historias de la gente que se ha ofrecido como voluntaria en sus comunidades, ayudando a los más necesitados», dijo la reina en su discurso anual. «En el Reino Unido y en todo el mundo, la gente ha sabido hacer frente a los retos y dificultades de este año y esto me llena de orgullo. Me gustaría agradecer en particular a los jóvenes por el papel que han jugado», añadió.
El mensaje de hoy, pregrabado la semana pasada en el salón verde del Castillo de Windsor, empezando por la presencia de retratos sólo de su padre, el Rey Jorge VI, y los herederos y sus familias: el Príncipe de Gales y su esposa, Camila; y los Duques de Cambridge y sus hijos, fue transmitido por la BBC de Londres.
La exquisita neutralidad de sus 67 años de reinado se permitió este 25 de diciembre una leve concesión, velada, como siempre con sus pronunciamientos públicos, pero suficientemente elocuente como para que sus súbditos entiendan el impacto.
La propia Reina declaraba que «el camino no siempre es fácil y este año puede, a veces, haber parecido bastante turbulento».
Esta Navidad será la primera en casi cuatro décadas que la reina no pasará en su residencia de Sandringham, como es habitual, sino que permanecerá en el castillo de Windsor, junto al duque de Edimburgo, como ha hecho desde que se desencadenó la pandemia.
Ante esta circunstancia, la monarca se acordó de todas las personas que, por una razón u otra, han perdido a algún ser querido a lo largo de los últimos meses o que están pasando estas fechas en soledad. «Para muchos, este año estará teñido de tristeza. Unos lamentarán la pérdida de alguna persona que querían, mientras que otros echarán de menos a sus amigos y familiares al estar lejos de ellos por seguridad, cuando lo único que realmente todos queremos en estas fechas es un abrazo o que nos den la mano», afirmó.
«Si eres uno de ellos -dijo-, quiero que sepas que no estás solo y que mis condolencias y oraciones están contigo».
«Hoy nuestros trabajadores de primera línea siguen alimentando esa llama por nosotros, apoyando los increíbles logros de la ciencia moderna y les debemos muchísimo. Seguimos siendo inspirados por la gratitud y la amabilidad de extraños incluso en las noches más oscuras. Hay esperanza en que volvamos a resurgir», agregó respecto al trabajo de médicos y enfermeras en la pandemia.
El mensaje de esta jornada supone la tercera vez que la reina ha tenido que dirigirse a la nación este año, algo excepcional, tras ya hablar en abril, durante el pico de la pandemia, y en mayo, en el día del aniversario de la victoria de los aliados en la Segunda Guerra Mundial.