EEUU concedió a Irak una nueva exoneración de las sanciones que castigan a Estados y entidades que comercien con Irán, por un plazo de 45 días, es decir justo antes de que el demócrata Joe Biden llegue a la Casa Blanca.

Las importaciones de gas y de electricidad iraníes representan un tercio del consumo de Irak, cuyas infraestructuras, no gozan ni la capacidad ni el mantenimiento necesarios para garantizar la independencia energética de sus 40 millones de habitantes.

Desde la reanudación a finales de 2018 de las sanciones contra Teherán, Washington ha ido prorrogando los plazos acordados a Bagdad para que encuentre otros proveedores.

Justo cuando el gobierno del primer ministro Mustafa al Kazimi llegó al poder en mayo, Estados Unidos, que mantiene una batalla no declarada con Irán por la influencia en Irak, acordó una exoneración de cuatro meses.

En este caso, la prórroga ha sido de 45 días porque la administración saliente de Donald Trump quería una última oportunidad de tener voz y voto en Irak.

Analistas y autoridades en Irak temen que Trump tome alguna decisión de última hora antes de dejar el poder. Varias opciones son posibles: atacar a Irán o a sus aliados, cerrar la embajada en Bagdad o aprobar un nuevo paquete de sanciones contra dirigentes o instituciones proiraníes en Irak.

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