Donald Trump y Joe Biden se miden esta noche en el segundo y último debate entre candidatos a la presidencia de Estados Unidos, antes de las elecciones el próximo 3 de Noviembre, en un final de campaña agitado por la pandemia del COVID-19.

En esta ocasión, el turno como moderador corresponde a Kristen Welker, de NBC. Trump ya ha dicho que el moderador está a favor de Biden

El debate se celebra en Nashville (Tennessee), tendrá una duración de 90 minutos.

La Comisión de Debates Presidenciales -el organismo independiente que los gestiona- impuso cambios para que ambos candidatos pudieran hablar sin interrupciones constantes del adversario. Para el último encuentro, el micrófono del candidato que no esté en el turno de palabra estará apagado durante los dos minutos de intervención de su rival. Habrá un tiempo de discusión abierta en el que ambos micrófonos estarán abiertos.

Será una de las últimas oportunidades de Trump para convencer a los votantes que no están decididos. El debate despierta más atención que los mítines multitudinarios que el Presidente está celebrando, necesita remontar en las encuestas.

Es imposible saber qué actitud elegirá Trump esta noche. La actitud del primer debate no le ayudó y deterioró su posición en las encuestas. El desempeño sosegado y centrado en los mensajes conservadores de Pence en el debate entre vicepresidentes fue alabado.

La campaña de Biden se ha basado en no exponerse, no cometer errores y dejar que la crisis sanitaria y económica de la pandemia pasen factura a Trump. Esta noche jugará, de nuevo, a no fallar. Lleva la delantera en las encuestas y si no comete un tropiezo hoy, será un paso importante para sus opciones.

La ventaja para Biden es que las expectativas sobre él son bajas. La campaña de Trump ha insistido en retratarlo como un hombre senil y cualquier desempeño que contradiga esa imagen, aunque no sea brillante, le beneficia.

El debate está estructurado en seis bloques: la pandemia, la familia estadounidense, las tensiones raciales, el cambio climático, la seguridad nacional y el liderazgo del país, pero no hay duda de que la discusión se podría desbordar a otros asuntos.

El candidato demócrata también afrontará cuestiones difíciles sobre la ampliación del Tribunal Supremo, algo que piden los sectores izquierdistas del partido tras tres nombramientos de jueces conservadores por parte de Trump, pero que podría asustar al votante moderado.

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