El unicornio es un animal mitológico de origen griego que, durante siglos, ha sido sinónimo de elegancia, de serenidad, belleza y pureza, pero también de lo mágico, de lo aparentemente imposible que ha asombrado a la humanidad.
El unicornio también es el símbolo de la posada El Encanto, lugar mágico en Sanare en el que, no por coincidencia, se encuentran todos los atributos de este mitológico ser.
Manuel Saavedra, su propietario, ha sido promotor del turismo en esta zona desde hace muchísimos años. Su labor, junto a otros emprendedores de la zona, han convertido a Sanare en un destino turístico con vida propia e independiente de Las Zaragozas celebradas en diciembre y cualquier fin de semana es una excelente opción, no solo para los larenses sino para visitantes de cualquier región del país.
Sanare además es un buen ejemplo de cómo el turismo puede ser motor de transformación de una comunidad. Empleo, educación, comercio, infraestructura, se han desarrollado desde y por el turismo teniendo como principales protagonistas a sus propios habitantes.
El Encanto, como todo el sector turismo, espera pacientemente la reactivación, al menos parcial, que nos permita retomar los viajes internos; especialmente cuando hemos hablado que el turismo post-pandemia será local, de naturaleza, de baja densidad de personas y Sanare con su parque Yacambú, con la cercana hundición de Yay y sus hermosas vistas al Valle de Quibor, es el destino ideal para escaparse a la primera oportunidad.
Pero esa espera no es sinónimo de inactividad. Durante estos meses han hecho mejoras importantes en la posada, han realizado mantenimiento mayor a las cabañas y, como muchos operadores turísticos del país, se preparan para brindar la mejor atención a sus huéspedes que irán en búsqueda de la belleza, de la serenidad, de la pureza que ofrece, ya no el unicornio, sino El Encanto.