Cuando tenía 11 años, Malala Yousafzai escribió y publicó un diario anónimo sobre su vida en Pakistán bajo el régimen del Talibán, que rápidamente logró gran atención.

Pronto, empezó a hablar públicamente sobre la necesidad de que las niñas tuvieran acceso a la educación. Pero tres años después su vida cambió para siempre. En represalia por su activismo, le dispararon en la cabeza en un autobús escolar.

Pero ese intento de asesinato no la detuvo y, al contrario, su perfil no ha hecho más que subir desde entonces. Protagonizó la portada de la revista Time en 2014 y ese mismo año se convirtió en la persona más joven de la historia en ganar el Premio Nobel de la Paz.

«Este premio no es solo para mí. Es para aquellos niños olvidados que quieren educación», dijo Yousafzai en su discurso de aceptación.

«Es para aquellos niños asustados que quieren la paz. Es para aquellos niños que no tienen voz y quieren un cambio. Estoy aquí para defender sus derechos, para hacer oír su voz… no es tiempo de compadecerles. Es tiempo de actuar para que esta sea la última vez que veamos a un niño privado de educación».

Vía: AFP

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