En la homilía de Monseñor Polito Rodríguez Méndez, Arzobispo de Barquisimeto, celebrada en la parroquia San Juan Bautista de Duaca, en el municipio Crespo del Estado Lara, reflexionó sobre el profundo significado de la Conmemoración de la Pasión y Muerte de Jesús. Un evento que, aunque a veces se percibe como un grito de alegría, en su esencia es un clamor de auxilio: ¡sálvanos!

Monseñor Rodríguez nos recuerda que Jesús, al entrar en Jerusalén, lo hace de manera sencilla, montado en un burro, proclamando que su reino no es de este mundo, sino del cielo. Este contraste es notable, ya que el mismo pueblo que lo recibe con alegría cambia su percepción en pocos días, eligiendo a Barrabás, un ladrón, sobre Jesús de Nazaret.

El Arzobispo enfatiza la importancia del discernimiento en nuestra vida cristiana. A menudo, como aquel pueblo, podemos dejarnos llevar por la influencia de líderes políticos sin cuestionar la verdad. “A veces se ha escuchado decir que todo domingo tiene también su viernes de pasión”, señalando que debemos atravesar la pasión, la muerte y la resurrección para alcanzar el verdadero gozo.

La misión de Jesús culmina en la cruz, donde carga con el peso de nuestros pecados. Monseñor Rodríguez recuerda que, aunque los problemas pueden agobiarnos, la llegada del cirineo, símbolo de ayuda, es un recordatorio de que no estamos solos. Jesús resiste hasta el final, cumpliendo la promesa del Padre y liberándonos de la esclavitud del pecado.

El mensaje también incluye la reflexión sobre otros personajes de la Pasión, como Pedro, quien, a pesar de negar a Jesús, encuentra la gracia a través del arrepentimiento. La figura de los ladrones es poderosa; uno de ellos, incluso al final, se arrepiente y “se roba el cielo” con sus acciones sinceras.

La presencia de la Virgen María, que estuvo al pie de la cruz junto a Juan, subraya que María es la Madre de Dios y madre de todos nosotros, uniendo así la humanidad en el amor maternal.

Monseñor Rodríguez concluye su homilía recordándonos que Jesús es nuestro eterno sumo sacerdote, quien se entregó por nosotros. El sufrimiento de Jesús no debe ser ignorado, pues su sacrificio nos levanta de nuestras caídas. Nos invita a pasar por el dolor y sufrimiento, pero siempre con la mirada puesta en la resurrección, porque es en ella donde encontramos la vida y abundancia.

“Que nos ayude a pasar por este dolor y sufrimiento, pero que sobre todo lleguemos a la resurrección. Amén.”

Vía: Nota de Prensa ArquiBqto

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