La Guardia Costera ha confirmado este jueves la muerte de los cinco pasajeros del Titan, debido a la pérdida de presión de la cámara del submarino.
Entre los restos encontrados por uno de los robots que buscaba al Titan en el fondo del mar había una «estructura de aterrizaje» y la cubierta trasera del sumergible desaparecido.
Los equipos de rescate habían desplegado en el fondo marino dos vehículos robotizados en un nuevo intento para encontrarlo. Uno de ellos procede del barco canadiense «Horizon Artic», y el otro es el ROV Victor 6000, aportado por Francia a bordo del navío «El Atalante».
A bordo de la nave iban cinco personas, entre ellas un millonario, un experto en el Titanic y un empresario y su hijo.
Tres de ellos pagaron 250.000 euros por realizar el viaje, que tenía como objetivo visitar los restos del Titanic cuando desapareció.
Pese a que ya no hay esperanzas de encontrar a los cinco ocupantes del Titan con vida, las labores de recuperación de restos del aparato van a continuar. Los cuerpos de las cinco personas no se han encontrado, confirmó el contralmirante John Mauger, de la Guardia Costera de EEUU, quien se encargó de informar del fallecimiento.
Todo ello para intentar descubrir qué sucedió, desde que el domingo el sumergible perdió el contacto con el exterior, cuándo se produjo la implosión y también cuáles fueron las causas del accidente.
«Ahora mismo es demasiado pronto para decirlo», explicó el contralmirante, quien sí precisó que las boyas de sonar que se colocaron en el mar detectaron varios sonidos pero no percibieron «ningún evento catastrófico».
En el sumergible viajaban el empresario paquistaní Shahzada Dawood con su hijo Suleman, estudiante de 19 años; el explorador británico Hamish Harding; el explorador francés Paul-Henry Nargeolet y el consejero delegado de la firma OceanGate, Stockton Rush.
La búsqueda fue agónica, con un equipo internacional de rescate peinando el océano, contando las horas hasta que se agotaran las reservas de oxígeno del sumergible.