Cada 22 de octubre, la Iglesia Católica celebra la fiesta de San Juan Pablo II, el Pontífice que viajó por el mundo entero llevando un mensaje de paz y reconciliación, el hombre que habiendo sufrido las consecuencias de los totalitarismos del siglo XX, puso a la Iglesia de cara al siglo XXI.

San Juan Pablo II, como heredero del Concilio Vaticano II, contribuyó enormemente a su asimilación, desarrollando un nutrido y sólido magisterio. Puestos los pies en el suelo firme de la tradición de la Iglesia y el Evangelio, supo proyectarse al futuro convocando a todos a ser parte de una “Nueva Evangelización”.

Juan Pablo II, el Papa Peregrino, fue también un defensor incansable de la vida y la familia en todos los frentes. Así lo testimonian sus palabras: “El matrimonio y la familia cristiana edifican la Iglesia. Los hijos son el fruto precioso del matrimonio”.

Karol Jósef Wojtyla, el Papa Juan Pablo II, nació en Wadowice (Polonia) en 1920. Sus padres, católicos fervorosos, lo educaron en la calidez de la fe. Su juventud estuvo marcada por el ambiente desolador y trágico causado por la Segunda Guerra Mundial y la invasión nazi en Polonia.

A la muerte del recientemente beatificado Juan Pablo I, en 1978, Wojtyla es elegido Sumo Pontífice adoptando el nombre de “Juan Pablo II”, en honor a su predecesor. Realizó 104 viajes apostólicos fuera de Italia y 146 al interior de ese país. Su pontificado fue el segundo más largo de la historia: 26 años, 5 meses y 18 días (9,666 días en total), de 1978 a 2005.

Lamentablemente, el Papa Juan Pablo II fue víctima de la violencia: sufrió un atentado contra su vida el 13 de mayo de 1981 (día de la Virgen de Fátima), del que salió muy mal herido aunque logró sobrevivir providencialmente. Dio un gran ejemplo al mundo cuando, ya recuperado, visitó en la cárcel al hombre que le disparó, el ciudadano turco Mehmet Ali Ağca, concediéndole el perdón.

El Papa peregrino partió a la Casa del Padre el 2 de abril de 2005, a los 84 años de edad. Fue beatificado por el Papa Benedicto XVI en 2011 y canonizado en abril de 2014 por el Papa Francisco.

 

Vía: ACI Prensa