La frontera de 2.200 kilómetros que comparten ambas naciones estuvo cerrada por siete años por contradicciones entre los gobiernos y este lunes se reabre con la expectativa de millones de personas a ambos lados que esperan reactivar el intercambio comercial, social y cultural que se ha vivido por décadas en esta porosa y violenta zona de América Latina.

El Gobierno colombiano confirmó que asistirán el presidente, Gustavo Petro, el ministro de Comercio; el de Transporte, Guillermo Reyes, y el de Relaciones Exteriores, Álvaro Leyva, así como autoridades locales.

Por el lado venezolano el canciller Carlos Faría, el ministro de Transporte, Hipólito Abreu, el embajador de Venezuela en Colombia, Félix Plasencia, y el gobernador del Táchira, Freddy Bernal.

Lo primero que iniciará es el paso de carga. Se definió que esta pasará por los puentes internacionales Simón Bolívar (Villa del Rosario) y Francisco de Paula Santander (Cúcuta).

Algunas estimaciones apuntan a que la reactivación fronteriza le dejaría a Colombia 6.500 millones de dólares en exportaciones y la generación de más de 120.000 empleos.

Además, se esperan impactos en sectores políticos, de intercambio y cooperación para el desarrollo social, cultural e histórico; mejoras en la seguridad y el resurgimiento en el comercio, y en los bienes y servicios.

Tras el acto de reactivación,  el horario para el paso peatonal por los puentes habilitados será de 6 a.m. a 7 p.m., mientras que el transporte de carga podrá circular de 7 de la noche a 6 de la mañana.

En cada punto migratorio hacia Colombia se va a solicitar el carnet fronterizo y habrá paso restringido del tránsito de carga en el puente Simón Bolívar: no podrá superar las 30 toneladas.

La reapertura no es solo en transporte terrestre, los dos países también se conectarán por vía aérea, suspendida desde que comenzó la pandemia de covid-19, en marzo de 2020.

Los puentes y los pasos fronterizos se cerraron en el 2015, pero miles de personas siguieron cruzando de manera informal. La violencia en una zona ya dominada por bandas armadas se disparó: de tres grupos ilegales se pasó a una presencia de 13, según las autoridades colombianas.

Además de la reactivación del comercio entre ambos países, otro objetivo de la reapertura de la frontera es una oportunidad para cerrar «para siempre de las trochas», los pasos ilegales usados por ciudadanos de los dos países como alternativa al cierre de los cruces peatonales.

La reapertura ha supuesto una esperanza para la población de la frontera, que confía en que la normalización de relaciones suponga un nuevo aire para la región.

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