En el año 1971 John Francis tomó la decisión de dejar de hablar. Todo empezó con un accidente entre dos barcos petroleros en el año 1971 cerca de la bahía de San Francisco, que terminó contaminada con casi dos millones de litros del combustible.

Hasta allí se desplazó el joven de 27 años de Inverness, Florida, que quiso presenciar lo ocurrido.

“Vi gente en la playa en pequeños grupos limpiando. Se metían al agua y salían con las aves marinas —pelícanos, gaviotas y cormoranes— cubiertas de petróleo”, dijo en una entrevista a la BBC. El impacto que ello le causó lo llevó a estacionar para siempre su automóvil y caminar a todas partes.

Francis pensó que más personas se le sumarían, pero no fue así: “la gente discutía conmigo sobre si una persona podría marcar la diferencia” o recibía críticas por parte de los conductores por hacerlos sentir mal. Fue entonces que se cansó de discutir.

El día que cumplió 27 años, Francis decidió dejar de hablar. En un principio, el voto de silencio únicamente iba a durar 24 horas, pero se dio cuenta de que en todos esos años “no había estado escuchando a nadie, y de que ahora que lo estaba haciendo, posiblemente podría aprender algo”.

“Pensé: ‘Me voy a quedar callado otro día’, que se convirtió en otro y luego en una semana”, indicó a la BBC. Y, así, continuó en silencio 17 años más. Durante ese tiempo comenzó a recorrer Estados Unidos acompañado de su banjo. Partió de California y llegó hasta Oregon donde exploró algunas áreas silvestres.

Pasó el tiempo y tras más de 15 años sin hablar, tres títulos universitarios y muchos logros, John Francis notó que tenía algo que decir. El 2 de enero de 1990, el Día de la Tierra, volvió a hablar “porque quería hablar del medio ambiente, algo que para mí había pasado de ser sobre lo que tradicionalmente pensamos”.

La conferencia tuvo lugar en un hotel de Washington DC. A ella acudieron, además de familiares y amigos, varios medios de comunicación como National Geographic.

 

Vía: El Heraldo