El avance de las investigaciones sugiere que muchos animales son capaces de detectar mínimas vibraciones, sutiles cambios atmosféricos e inclusive corrientes magnéticas que los humanos no podemos percibir.
Los elefantes perciben frecuencias más bajas que nosotros y una gran cantidad de insectos son muy sensibles a las vibraciones a través de sus patas. El conjunto de esta sensibilidad especial de muchos animales, por medio de diferentes percepciones, sería una explicación razonable de la anticipada captación del advenimiento de un desastre. Todo ello podría ayudarles a detectar pequeños cambios en el ambiente y motivarlos a emprender la huida.
Muchos animales reaccionan frente a la llegada de un fenómeno adverso natural con manifestaciones muy singulares exagerando conductas y comportamientos.
Un ejemplo claro es el de Chile, un país sísmico por naturaleza en el que en Valdivia se han llevado a cabo muchos estudios. Allí se ha podido detectar que los caballos se ponían a relinchar pocos segundos antes de cada movimiento sísmico momento en el que les temblaba todo el cuerpo.
Muchas aves anunciaban cada temblor con una sonoridad particular unos diez segundos antes de que las personas lo notaran. Y los perros anunciaban con lastimeros aullidos las sacudidas más ligeras mientras que otras especies animales, como ovejas y gallinas, resultaban indiferentes a los movimientos sísmicos.
Las hormigas son capaces de abandonar sus hormigueros, prediciendo un fenómeno natural hasta una hora antes de que ocurra. En las minas, las ratas que abandonan sus guaridas, chillando insistentemente y corriendo desaforadamente, son las que, con esa actitud premonitoria, salvan las vidas de los mineros. Esa conducta constituía una señal de alarma para ellos, que abandonaban las galerías con premura.
Indudablemente esto ocurre por la conjunción de los sentidos más perceptivos de muchos animales que en su accionar conjunto permiten obtener un panorama minucioso y anticipado del entorno muy superior al nuestro a lo que se suma el hecho de seguir compulsivamente su instinto de conservación.
Vía: Infobae