El Papa Francisco invitó en la Jornada Mundial de los abuelos y las personas mayores de este 25 de julio a aprender a compartir el tiempo con los ancianos, a cuidarlos con amor, a estar agradecidos por todo lo que hicieron por nosotros.

“Hermanos y hermanas, los abuelos y los mayores son el pan que alimenta nuestras vidas. Estemos agradecidos por sus ojos atentos, que se fijaron en nosotros, por sus rodillas, que nos acunaron, por sus manos, que nos acompañaron y alzaron, por haber jugado con nosotros y por las caricias con las que nos consolaron”, dijo el Papa en la homilía preparada para la Misa que se celebró en la Basílica de San Pedro del Vaticano y a la que acudieron más de 2.000 fieles.

En la homilía preparada por el Papa Francisco y pronunciada, en su representación por Mons. Fisichella, el Santo Padre comentó el pasaje del Evangelio de San Juan que relata el episodio de la multiplicación de los panes.

En esta línea, el Pontífice escribió que “los abuelos y los mayores no son sobras de la vida, desechos que se deben tirar” sino que “son esos valiosos pedazos de pan que han quedado sobre la mesa de nuestra vida, que pueden todavía nutrirnos con una fragancia que hemos perdido, la fragancia de la memoria”.

“No perdamos la memoria de la que son portadores los mayores, porque somos hijos de esa historia, y sin raíces nos marchitaremos. Ellos nos han custodiado a lo largo de las etapas de nuestro crecimiento, ahora nos toca a nosotros custodiar su vida, aligerar sus dificultades, estar atentos a sus necesidades, crear las condiciones para que se les faciliten sus tareas diarias y no se sientan solos”, invitó el Papa.

El papa Francisco deseó este domingo en su mensaje final en la Jornada de los Abuelos que los Juegos Olímpicos de Tokio sean una señal de fraternidad universal en tiempos de pandemia y que fomenten una competencia sana.

«Que en tiempos de pandemia estos Juegos sean un señal de esperanza, de fraternidad universal, en nombre de una competencia sana», dijo el papa tras el rezo del Ángelus y desde la ventana del palacio apostólico del Vaticano.

Su Santidad Jorge Bergoglio no ofició la misa porque se está recuperando de la operación de colon practicada el pasado 4 de julio.

El papa, que ha defendido siempre la atención a los ancianos, consideró en esta homilía que son «valiosos pedazos de pan que han quedado sobre la mesa» de las vidas de las nuevas generaciones, que pueden nutrirse de «la fragancia de la memoria».

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