El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) destaca en el Informe Macroeconómico anual que la economía de América Latina crecerá 4,1% este año, recuperando poco más de la mitad de la caída de 7,4% del producto interno bruto (PIB) vista el año pasado por la pandemia.

Pero hay un escenario mucho más pesimista, si los países de la región no toman las riendas de sus finanzas y pasan las reformas fiscales y económicas necesarias, la recuperación será solamente de 0,8%.

“Para alcanzar un mayor ritmo de crecimiento, la región necesita implementar una serie de reformas que mejoren la productividad, ayuden a conectar a las empresas a las cadenas globales de valor, y promuevan la economía digital y la creación de empleo en forma inclusiva, sostenible y resiliente”, dice el comunicado que acompaña al informe firmado por sus economistas expertos Eduardo Cavallo y Andrew Powell. Sus estimados también prevén que la expansión económica se desacelere y solo avance 2,5% en 2022.

Uno de los temas principales que el BID identifica como hilo conductor entre los países es el incremento en su deuda. El déficit fiscal de la región en general subió hasta alcanzar 8,3% del PIB el año pasado, del 3% visto en 2019. La deuda pública equivalía en 2019 al 58% del PIB y llegó al 72% el año pasado. El BID prevé que seguirá en aumento, alcanzando el 76% en 2023.

“Dados los desafíos fiscales y los altos niveles de endeudamiento, la mejora de las instituciones fiscales debería ser un tema de alta prioridad”, dijo Powell, Asesor Principal del BID y co-coordinador del informe.

Los gobiernos gastaron $485.000 millones de dólares en apoyos fiscales durante la pandemia, pero la mayor parte de estos recursos se otorgaron en unos cuantos países como Brasil y Chile, en donde los paquetes de estímulo a la economía fueron cuantiosos. Dos tercios de los países gastaron, en promedio, 3% del PIB, mientras en las economías avanzadas alcanzaron un promedio del 19%.

“Mientras que la recuperación económica por la covid-19 podría ya estar en marcha, crisis anteriores han demostrado que el ritmo de recuperación puede ser irregular y avanzar más lentamente en los sectores de alta productividad”, dijo Cavallo, Economista Principal del BID en el comunicado. “Un incremento de la productividad mediante la innovación y la relocalización, junto a una inversión eficiente en infraestructura de calidad con fuertes efectos de derrame sobre otros sectores económicos ayudará a la región a aprovechar las oportunidades para alcanzar un desarrollo sostenible más vigoroso en la etapa pospandémica”, agregó.

El informe adelanta que “en los próximos meses, los bancos centrales tendrán que navegar aguas peligrosas y desconocidas” ya que, con tasas de interés ya en niveles bajos, los bancos cuentan con menos armas. “Los responsables de las políticas públicas deberían respetar y mantener la independencia de los bancos centrales, mientras que estos a su vez deben resistir la tentación de asumir el riesgo del crédito privado, o proporcionar financiamiento monetario al déficit fiscal de manera prolongada. La historia sugiere que esto conducirá a mayor incertidumbre económica y a una inflación alta, lo cual resulta costoso de revertir posteriormente”.

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