Cuando fundó su emprendimiento, Samira sabía que iba a tener que enfrentarse a los prejuicios por ser mujer.
Desde que comenzó a trabajar como mecánica en su país natal, Samira se venía enfrentado a los prejuicios de quienes pensaban que una mujer no tendría la misma capacidad de lidiar con los autos que un hombre. Así que cuando se le ocurrió que esa era la mejor manera de sostenerse a sí misma y a sus dos hijas en Argentina –país al cual llegó tras salir en 2015 de Venezuela, donde eran moneda corriente la escasez de comida y medicamentos – Samira sabía que sería una tarea compleja.
“No era tan fácil…. Primero, por ser extranjera. Segundo, por ser mujer. Y tercero, por venir sin nada”, recuerda Samira, de 45 años, quien desde su llegada a Salta, en el noroeste argentino, había trabajado en una playa de estacionamiento.
Junto con Jhon, un amigo, decidió llevar el proyecto adelante a pesar de los muchos obstáculos.
Samira y Jhon demorarían un año y medio hasta reunir lo suficiente para el depósito, los meses iniciales de alquiler y el contrato para arrendar un galpón. Finalmente, a mediados de 2019, nació “Multiservicios El Maestro”. Al principio, les iba mejor de lo que esperaban. Los clientes aumentaban. El mayor obstáculo al que se enfrentaban eran las pocas herramientas. Sin embargo, pudieron ir invirtiendo sus ingresos, poco a poco, en la compra de algo de lo que faltaba.
Hoy, Samira tiene un taller mecánico que durante la pandemia ha reparado ambulancias de emergencia, motos de policía y otros vehículos esenciales.
Ahora, Samira sueña con una escuela de mujeres mecánicas que ayude a revertir estereotipos y también muestre al mundo la capacidad de personas refugiadas como ella: “Las personas que salimos de Venezuela somos gente preparada”.
Vía: ACNUR