El pasado viernes 16 de junio se celebró la fiesta de la Virgen del Carmen, conocida como la más bella flor del jardín de Dios.

Según la tradición, un 16 de julio de 1251, San Simón Stock, superior en ese entonces de los Carmelitas, se encontraba en profunda oración rogando por sus religiosos perseguidos cuando la Virgen se le apareció con el hábito de la Orden en la mano y le entregó el escapulario.

Tiempo después la devoción a la Virgen del Carmen fue floreciendo y la espiritualidad carmelita se extendió por varios lugares del mundo.

San Juan Pablo II dijo alguna vez respecto a la Virgen del Carmen: «También yo llevo sobre mi corazón, desde hace tanto tiempo, el Escapulario del Carmen. Por ello, pido a la Virgen del Carmen que nos ayude a todos los religiosos y las religiosas del Carmelo y a los piadosos fieles que la veneran filialmente, para crecer en su amor e irradiar en el mundo la presencia de esta Mujer del silencio y de la oración, invocada como Madre de la misericordia, Madre de la esperanza y de la gracia».

Vía: ACI Prensa

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