La Asamblea General de las Naciones Unidas estableció el día 22 de diciembre de 1992, como el Día Mundial del Agua cada 22 de marzo, esto con el objetivo de conocer la importancia del vital líquido y tener consciencia sobre la sostenibilidad de este recurso en el planeta. Pero no solo es eso, también para tomar medidas sobre la crisis que se enfrenta a nivel mundial por la falta de agua.
La UNESCO codirige este día junto con la Organización Meteorológica Mundial (OMM), así como el Año Internacional de la Preservación de los Glaciares 2025, una iniciativa mundial destinada a movilizar recursos y compromisos para la conservación de los glaciares, y el Decenio de Acción para las Ciencias Criosféricas (2025-2034) para promover la comprensión científica y las soluciones normativas.

Los glaciares sirven como reserva natural del agua dulce, los cuales van liberando agua cuando hay deshielo, lo que va garantizando el abastecimiento de agua potable la agricultura, la industria y los ecosistemas saludables. Pero no solo eso, tienen beneficios que ayudan a la regulación del clima.
En este día, la UNESCO desea recordar el diálogo y la cooperación con el agua, sin importar si son superficiales o subterráneas, líquidas o heladas. De acuerdo a los reportes, los glaciares tienen aproximadamente el 70 por ciento del agua dulce de la Tierra, por lo que es necesario tener prácticas sostenibles para preservar estas fuentes del vital líquido.
Estos grandes acontecimientos deben dar un nuevo impulso a la cooperación internacional para la protección de los glaciares y las aguas de montaña. Muchas cordilleras y sus servicios ecosistémicos son de naturaleza transfronteriza; los tratados o acuerdos pueden mejorar la cooperación mediante el intercambio de datos e información, ayudar a cubrir las lagunas en la capacidad técnica humana e institucional y promover y fomentar el diálogo y la diplomacia.

El Informe Mundial de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos 2025, publicado por la UNESCO en nombre de ONU-Agua, revela cómo la alteración del clima, la pérdida de biodiversidad y las actividades insostenibles están transformando los entornos montañosos a un ritmo sin precedentes y amenazando los recursos hídricos de los que dependen miles de millones de personas. Actualmente existe una necesidad urgente de cooperación internacional, de estrategias y acciones de adaptación para hacer frente a la crisis que se cierne sobre las montañas y glaciares.
Ante la creciente crisis señalada en el Informe de los organismos, existe una necesidad urgente de adaptarse a una nueva realidad y aumentar la seguridad hídrica en todo el mundo a través de la investigación científica, la coordinación de políticas y la acción concreta sobre el terreno.
Vía: mvs noticias / exteriores.gob.es