El presidente de Guatemala, Bernardo Arévalo de León, finalmente fue investido en la madrugada de este lunes después de una maratónica jornada llena de incidentes y de varios meses de incertidumbre, en los cuales el Ministerio Público (Fiscalía) intentó evitar a toda costa su llegada al poder.
La toma de posesión estaba programada para la tarde del domingo, pero se atrasó en más de 9 horas y varios jefes de Estado, entre ellos el rey de España, Felipe VI, dejaron el país sin poder presenciar la ceremonia.
Felipe VI partió de Guatemala en la noche del domingo, tal y como lo tenía programado originalmente, al igual que el ministro español de Exteriores, José Manuel Albares, quien había llegado unas horas antes para acompañar a la comitiva española.
Fue el mismo caso también para el presidente de Chile, Gabriel Boric, quien abandonó la nación centroamericana por la tarde ya que tenía «compromisos» en su país en la mañana del lunes, como señaló a través de sus canales oficiales.
Arévalo de León, un académico de 65 años que simboliza la lucha contra la corrupción, fue investido como jefe del Estado al término de una jornada en la que estuvo en riesgo la cesión de poder debido a que el Congreso saliente demoró de sobremanera algunos procedimientos legales de rutina.
Dicho retraso tenía como intención un «golpe de Estado», como señalaron algunos diputados de oposición, y tal y como había advertido el mismo Arévalo de León el 1 de septiembre pasado, cuando acusó a la fiscal y jefa del Ministerio Público (Fiscalía), Consuelo Porras, de querer evitar su investidura.
Arévalo de León ganó las elecciones presidenciales de 2023 de la mano del partido progresista Movimiento Semilla, nacido de las manifestaciones contra la corrupción que se registraron en Guatemala en 2015.