Cada 31 de julio se celebra la Fiesta de San Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús, cuyos miembros son conocidos como “jesuitas”.

Los integrantes de esta Orden religiosa -cuyo primer General fue Ignacio- desempeñaron un papel decisivo durante la Reforma Católica (Contrarreforma) de los siglos XVI y XVII; y hoy continúan trabajando vinculados al mundo de la educación y la cultura.

A San Ignacio de Loyola se le considera patrono de los ejercicios espirituales, de los retiros y de los integrantes del ejército o fuerzas militares, entre otros patronazgos.

Este gran Santo es considerado el maestro del discernimiento de espíritus, y quien le concedió un nuevo carácter a los “ejercicios espirituales”.

La espiritualidad que desarrolló San Ignacio ha inspirado la génesis y el crecimiento de muchas familias espirituales, iniciativas y obras dentro de la Iglesia; de la misma manera como ha provisto de incontables misioneros, educadores y evangelizadores alrededor del mundo. Basta recordar que el Papa Francisco se cuenta entre sus hijos.

El Papa Francisco, el primer Pontífice jesuita en la historia de la Iglesia, al celebrar la Fiesta de su fundador en 2013, hizo una reflexión en torno al lema que identifica a la Compañía: “Iesus Hominum Salvator” (Jesús, Salvador de los hombres). El Papa hizo una reflexión sobre el sentido de aquellas palabras, recordando a sus hermanos jesuitas que están llamados a tener siempre como centro a Cristo y a la Iglesia, a quienes se han obligado a servir.

Por medio del legado y testimonio, siempre actuales, de Ignacio de Loyola, Dios ha regalado a lo largo de varios siglos abundantes frutos de santidad para la Iglesia universal.

Vía: ACI Prensa

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