El Líbano se encuentra de nuevo ante la incertidumbre, después de la dimisión de Saad Hariri como primer ministro designado tras nueve meses sin poder formar gobierno, y sin expectativas de que se pueda pactar pronto un ejecutivo que tome las riendas del país en medio del recrudecimiento de la crisis económica.
La renuncia de Hariri por desacuerdos con el presidente libanés, Michel Aoun, sobre la composición de su gabinete ha devuelto al Líbano a la casilla de salida y ha mermado aún más si cabe la confianza en la capacidad de los líderes políticos de aparcar sus diferencias para salvar al país de un inminente colapso financiero.
Hariri, al hacerse a un lado, contribuye a agudizar el colapso financiero del país, calificado por el Banco Mundial como uno de los peores del planeta desde el siglo XIX.
Su partida deja a la nación sin timón en medio de una pobreza creciente, un desplome sin precedentes de la moneda nacional, protestas airadas y escasez de artículos básicos como medicinas y combustible
Por su parte Rusia instó hoy al diálogo en Líbano a fin de hallar un amplio consenso nacional sobre la resolución de los problemas agudos en el país.
«Instamos a una solución a través del diálogo de todos los asuntos agudos de la agenda política interna por parte de los propios libaneses en el ámbito jurídico, con el fin de lograr un amplio consenso sin interferencia externa», señaló en un comunicado el Ministerio ruso de Exteriores.
Moscú considera contraproducente «los intentos de algunas fuerzas externas de estimular con la amenaza de sanciones procesos políticos puramente internos» agrega comunicado.
La dimisión de Hariri influyó en una devaluación que, de una tasa oficial de mil 507 libras libanesas por dólar, cayó a un mínimo en el mercado negro de más de 22 mil por billete verde.
A consecuencia de esa depreciación, los precios de los bienes básicos aumentaron en niveles insostenibles para los bolsillos de los ciudadanos de a pie y más allá, porque los minoristas defienden sus ganancias al transferir sus pérdidas a los clientes.
Los disturbios en Trípoli marcan el reinicio de protestas antigubernamentales masivas, en tanto que la situación coloca a los libaneses bajo el límite de sus posibilidades de vida.
Tras la renuncia de Hariri, la ciudadanía ya salió a las calles a protestar.