Guillermo Lasso, el vencedor de los comicios presidenciales de este domingo en Ecuador, es un exbanquero que ha abogado por la unidad y el diálogo entre todos los ecuatorianos como fórmula para resolver los problemas que aquejan a su país, agravados por la pandemia del coronavirus.
“Durante más de 10 años me he preparado para ser presidente del Ecuador. Empecé viajando por todo el país, conversando con la gente, conociendo sus problemas, sus necesidades. Luego impulsé un tanque de pensamiento, Ecuador Libre, para estudiar soluciones a esos problemas sociales”, aseguró Lasso sobre su mayor preparación para estas elecciones.
De 65 años de edad, ha conseguido llegar a la Presidencia en su tercer intento, tras imponerse en un dramático escrutinio por un margen de cinco puntos a su rival correísta Andrés Arauz, dando un giro a la política de un país que no veía un gobierno derechista desde antes de 2003.
“Los ecuatorianos han optado por un nuevo rumbo, muy diferente al de los últimos 14 años en Ecuador”, manifestó desde el palacio de convenciones en Guayaquil, al declararse vencedor de las elecciones.
Líder del movimiento centroderechista Creando Oportunidades (CREO), que fundó en 2012, sostiene que los esquemas de izquierda y derecha han perdido vigencia globalmente, si bien llegó a estas elecciones aliado con el derechista Partido Social Cristiano.
Se ha hecho con el poder con la propuesta de lograr un crecimiento económico con justicia social y volcándose a un centro político que le ha sido fundamental para ganar aliados impensables.
Guillermo Lasso había pasado a la segunda vuelta tras obtener 19,74 % de los votos en los comicios del 7 de febrero, en los que Arauz logró aventajarle por más de 12 puntos, lo que en principio lo posicionaba en desventaja.
Y es que con dos derrotas en las presidenciales de 2013 y 2017, el político conservador aseguró haber tomado nota de las necesidades del pueblo.
Nacido en Guayaquil en el seno de una familia de clase media, este accionista del Banco de Guayaquil dice comprender las angustias de la pobreza pues también sufrió escasez en su juventud, cuando debió trabajar para apoyar a sus padres y pagar sus estudios.
Y aunque no concluyó la universidad, realizó un diplomado en Administración de Empresas en el Instituto de Desarrollo Empresarial y, en 2011, la Universidad de las Américas de Ecuador le concedió el título de Doctor Honoris Causa.
Arduo defensor de la economía de mercado, casa adentro quiere gobernar con un aparato estatal optimizado y dinamizar el sector privado, mientras en su política exterior aboga por una apertura sin sesgos ideológicos y una relación especial con Estados Unidos, principal socio comercial de su país.
Ecuador arrastra una deuda de casi 70.000 millones de dólares que dificultarán la labor del próximo presidente, y las consecuencias de la pandemia incluyen alto desempleo, pobreza y un alicaído sector privado.