Como detenidos en el tiempo, en medio de la montaña y cubiertos por la densa vegetación característica de los Altos Mirandinos, unos 30 vagones del antiguo Ferrocarril de Venezuela se han convertido en un atractivo ecoturístico que cada mes atrae a cientos de venezolanos procedentes de todo el país.

Se les conoce como los “vagones fantasmas del tren El Encanto”; llegar hasta el lugar donde hace más de medio siglo se detuvieron en su recorrido entre los Valles de Aragua y la capital mirandina, lleva algo más de cuatro horas en una caminata llena de adrenalina e historia.

El contacto con la naturaleza se cristaliza en el sector El Tigrito de Lagunetica; por un camino de tierra que bordea varios sembradíos de flores y hortalizas se inicia el recorrido que en pocos minutos se adentra en la montaña.

Desde este punto de los Altos Mirandinos se disfruta de vista únicas como los Valles de Aragua y parte del tramo de la Panamericana que comunica con la población aragüeña de Las Tejerías.

Durante la caminata es posible ver parte de los rieles, algunas piezas fueron robadas y otras quedaron sepultadas en derrumbes y la maleza. A unos tres kilómetros, detenidos sobre uno de los 182 viaductos y 212 puentes, se encuentran los vagones fantasmas.

El ferrocarril tenía 32 carros para pasajeros, 131 para carga y 30 para transporte de ganado. En 1966 se realizó el último viaje del Gran Ferrocarril de Venezuela, entre las estaciones Palo Grande de Caracas y San Blas de Valencia.

Fotografía: @dguanchez

Texto: Analítica

 

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