Monseñor Diego Padrón, arzobispo emérito de Cumaná, tras agradecer las felicitaciones por su nombramiento como Cardenal, subrayó que el anuncio hecho por el papa Francisco fue “totalmente sorpresivo”.

“Yo jamás podía pensar que esto se diera (…) Nunca lo había tenido ni siquiera como sueño, nada, absolutamente sorpresa total”, expresó.

En entrevista a Unión Radio, destacó que el nombramiento de los cardenales es “una elección muy personal del papa, por supuesto que se asesora previamente”.

Señaló que seguramente se toman en cuenta muchísimos asuntos relacionados con la trayectoria general del servicio prestado a la Iglesia pero apuntó que “hay un elemento que no se puede definir por qué unos si y otros no, pienso que delante de mí hay varios obispos que tienen estudios, méritos y trabajado mucho más que yo, ahí hay un elemento de la elección que siempre queda en el misterio”.

“Doy gracias a Dios porque en definitiva él es que dirige todas las cosas”, enfatizó.

Considera que este honorífico nombramiento no cambia en nada su actual desempeño como párroco de la pequeña parroquia valenciana Inmaculada de Camoruco “y no tengo más allá otras proyecciones”.

“Simplemente lo creo es que puedo de alguna manera acercarme más a la gente, ayudarles más y si la CEV requiere de mi algún servicio especial, aquí estoy, pero además de eso, no creo que mi vida vaya a cambiar”, ratificó.

Opina que la iglesia católica en la Venezuela de hoy es “un elemento que tiene mucha credibilidad en el país porque quienes estamos allí somos gente que está al servicio de y no buscando un cargo o una tarea pública”.

“Eso nos da una gran ventaja y es que podemos actuar con muchísima libertad y siempre pensando en hacer el bien del pueblo, lo que buscamos es orientar, canalizar las fuerzas, el camino de este país”, destacó.

Asimismo, el purpurado resaltó que “la cercanía (a la gente) es punto clave en la vitalidad de la Iglesia”.

Monseñor Diego Padrón agradeció al papa Francisco su nombramiento como Cardenal y envió un saludo a todos los medios de comunicación, así como “una bendición para todo nuestro pueblo y más allá de nuestro pueblo”.

El nuevo purpurado venezolano nació en Montalbán, estado Carabobo el 17 de mayo de 1939.

Realizó sus estudios en el Seminario Menor de Valencia y sus estudios sacerdotales en el Seminario Interdiocesano Santa Rosa de Lima, Caracas.

Fue ordenado sacerdote el 4 de agosto de 1963 por el Excmo. mons. José Alí Lebrún Moratinos, entonces obispo de Valencia, en la Iglesia parroquial Inmaculada Concepción de Montalbán.

El Papa Juan Pablo II lo nombró obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Caracas y Obispo titular de Gisipa.

Consagrado obispo por el Emmo. Sr. cardenal José Alí Lebrún Moratinos, arzobispo de Caracas el 27 de mayo de 1990, en la catedral de la capital venezolana.

El 7 de mayo de 1994, Juan Pablo II lo nombra II obispo de la Diócesis de Maturín, tomó posesión canónica el 23 de julio de 1994.

El Santo Padre Juan Pablo II lo nombró II arzobispo metropolitano de la Arquidiócesis de Cumaná el 27 de marzo de 2002, tomando posesión canónica de la Arquidiócesis el 25 de mayo de ese mismo año y recibió el palio arzobispal de manos del sumo pontífice en la Basílica de San Pedro el 29 de junio de 2002.

Desarrolló diversos cargos en las comisiones episcopales, además fue presidente de la Conferencia Episcopal Venezolana por dos períodos consecutivos.

Actualmente es párroco de La Inmaculada de Camoruco en la Arquidiócesis de Valencia, reseñó Unión Radio.

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